La orgía de la ignorancia: Cómo transformar la ignorancia en opiniones
Cuidado con abrir en exceso la boca, te vas a delatar
Carlos Cobo
9/10/20232 min read
Aquí me tienen, deleitándome con un plato de tortitas y una taza de café, estoy preparado para verter el veneno que me corroe desde dentro. Una actividad altamente recomendable para sentirse liberado.
Vivo en la era de la opinión desbocada, donde cualquiera se proclama experto en todo, aunque en realidad no sepan un carajo de nada.
¿Quién necesita conocimiento genuino cuando puedes simplemente emitir juicios y consejos sin sentido sobre cualquier cosa bajo el sol? ¿qué podría salir mal cuando te crees un sabio en todos los temas, incluso si no sabes una mierda?
Primero y ante todo, la belleza de admitir que no sabes algo se ha convertido en un arte perdido. En lugar de humildemente aceptar nuestras limitaciones parece que la nueva moda es hacer como que lo sabes todo. ¿Qué demonios ha pasado con la humildad intelectual? ¿Qué ha pasado con la noción de que nuestras mentes son finitas y nuestro conocimiento limitado?.
Es una especie de epidemia de opinión irresponsable que plaga nuestros días.
Pero, claro, en estos días, cualquier imbécil con una conexión a internet puede convertirse en un "experto". ¿Quién necesita años de estudio y experiencia cuando puedes simplemente copiar y pegar un artículo de Wikipedia y luego afirmar que eres un erudito en el tema? Es como si la búsqueda de la verdad y el conocimiento real se hubiera convertido en una especie de juego de trivialidades, donde el que puede recitar más tonterías es coronado como el rey de la conversación.
Y luego están los "profetas" que siempre tienen algo que decir sobre todo. Sí, esos iluminados que creen poder pontificar sobre cualquier tema que les venga a la cabeza. ¿No es irónico que las personas que más hablan a menudo tengan menos sustancia que un episodio de un reality show?
Pero aquí estamos, atrapados en un mundo donde las opiniones sin fundamento son tan comunes como los memes de gatos en Internet. La próxima vez que intentes divagar sobre algo de lo que obviamente no tienes ni idea, deberías tener la suficiente dignidad para decirte: "Oye, colega, ¿en serio tienes idea de lo que estás diciendo o simplemente estás recitando disparates que escuchaste al vuelo?".
No estoy en contra del debate y la discusión. De hecho, creo que son esenciales para el progreso humano. Pero la discusión debería basarse en hechos, pruebas y un entendimiento real del tema en cuestión, no en un concurso para ver quién puede hacer más ruido esparciendo desinformación.
¿Y qué hay de esa manía de opinar sobre temas extremadamente complejos con una certeza absoluta? ¿Acaso la complejidad de la vida no merece un poco de humildad? Es como si la gente hubiera perdido la capacidad de decir: "No tengo todas las respuestas" o simplemente un "Es un tema complicado, estoy tratando de entenderlo". En lugar de eso, se aferran a sus creencias como si fueran chalecos salvavidas en un mar de estupidez.
Por no hablar de los "expertos" en la opinión exprés, esos que leen un titular y ya se sienten listos para dar cátedra. No importa si el titular es engañoso, descontextualizado o simplemente falso, ellos lo toman como la verdad absoluta y lo difunden como tal. ¿Para qué investigar más a fondo cuando puedes simplemente tragarte el anzuelo y afirmar con vehemencia que tienes la verdad absoluta? La profundidad de pensamiento está sobrevalorada, ¿verdad?.
Así que, “amigos” míos, la próxima vez que sientan la tentación de unirse a la horda de opinadores sin fundamento, tómense un trankimazin y reflexionen.
En última instancia, la elección es suya. Si quieren evitar el manicomio de la opinión sin base, mantengan la boca cerrada cuando no sepan de lo que hablan. Su mente y sus conversaciones serán más limpias y honestas por ello.
Con afecto, Carlos Cobo.